Perder un diente no es solo un tema estético: también afecta la forma en que comemos, hablamos, y hasta como nos sentimos con nosotros mismos. También puede provocar una mala digestión, movimientos, desgastes y fracturas en los dientes vecinos.
La buena noticia es que hoy existen varias soluciones efectivas desde prótesis removibles y fijas, sin embargo, lo más real a sustituir un diente sería la colocación de implantes dentales, ya que nos ayudan a recuperar la función y la estética dental.
Los implantes dentales son unos tornillos de titanio que sustituyen la raíz del diente, y sobre éste, se coloca una corona que se sostiene con aditamentos especiales, que imita perfectamente la forma, color y función de manera natural, pueden reemplazar desde un solo diente hasta toda la dentadura completa.
Están diseñados para verse y sentirse como dientes naturales, dentro de sus beneficios se encuentran que permiten morder y masticar sin preocupaciones, con la misma fuerza que un diente natural, lo que mejora la alimentación y la digestión.
Es una opción para sustituir dientes de manera fija, ya que, a diferencia de un puente fijo, no desgasta los dientes adyacentes para sostenerse, con buenos cuidados, los implantes dentales pueden durar décadas, mejorando la calidad de vida, y a diferencia de las prótesis removibles, no se mueven, no incomodan y no requieren de adhesivos especiales.
Ponerse un implante no es solo recuperar un diente, es recuperar salud, comodidad, y seguridad en uno mismo. Si has perdido una pieza dental, es una opción que se debe de considerar, sin importar la edad de la persona, ya que se realiza una evaluación, diagnóstico y plan de tratamiento, con estudios específicos, enfocado a las necesidades individuales de cada paciente.