- Dr. Juan Alberto Soberanis Patron
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Especialista en Pediatría / Medicina crítica Pediátrica
Céd. Prof. 12333028 UADY Céd. Esp. 13113323 UNAM
CENIT, Consultorio 1015
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En los adultos, la bronquiolitis no deja de ser un resfriado común sin mayor repercusión, pero en los niños pequeños, el virus no se aloja únicamente en nariz y garganta; sino que baja hasta los bronquios provocando una inflamación y obstrucción de los mismos con el consiguiente cuadro de tos y dificultad respiratoria.
Es una infección viral en niños menores de 2 años producida por diferentes patógenos: virus respiratorio sincitial, rinovirus, adenovirus, Influenza, entre otros.
En la mayoría de los casos se trata de un cuadro leve, pero en bebés nacidos prematuros, en menores de 6 meses o si existe algún problema de salud previo puede ser más grave. Esta patología provoca muchos ingresos hospitalarios en época epidémica (generalmente en invierno).
El tiempo que transcurre desde el contagio de la bronquiolitis hasta que aparecen los síntomas es de 3 a 8 días. Al principio se presenta como un catarro común con tos, aumento de la secreción nasal y lagrimeo.
Posteriormente, la enfermedad progresa hasta que la respiración se dificulta, se hace más rápida y ruidosa con sibilancias audibles en el pecho. Suele existir fiebre menor de 38 °C e irritabilidad o somnolencia excesiva.
La bronquiolitis se adquiere por contagio desde personas infectadas. La fuente de infección es un niño o un adulto con una infección respiratoria leve.
El virus responsable de esta afección se disemina por contacto directo o indirecto con las secreciones respiratorias infectadas, sobre todo a través de las manos, pero también a través del aire, por la tos o el estornudo.
Es importante vigilar atentamente a los lactantes menores de 2 meses, sobre todo aquellos que no han cumplido el mes de vida. Estos niños empiezan con síntomas leves de catarro de vías altas (un poco de moco y algún estornudo) y directamente, si el catarro evoluciona a una bronquiolitis, pueden comenzar a hacer apneas (pausas respiratorias) sin apenas toser. A estas edades es preciso ingresarles con su especialista para su monitorización y vigilancia estrecha.
Llevar a tu pequeño con su especialista de manera oportuna es clave para hacerle frente a esta enfermedad.