Dolor neuropático Cuando el dolor es más que una sensación

El dolor es un sistema de alarma que avisa que hay un daño actual o potencial y permite protegernos de ese daño, constituyendo un mecanismo de defensa. El dolor neuropático es producido por un daño o alteración en las estructuras del sistema nervioso. Por tanto, el dolor puede ser producido por daño en los nervios periféricos (dolor neuropático periférico) o por daño en la médula espinal o el cerebro (dolor neuropático central).

El dolor neuropático puede ser consecuencia de:

•La compresión de un nervio, por ejemplo por un tumor, por una rotura discal de la columna vertebral (causando dolor lumbar y/o dolor irradiado que desciende por la pierna) o por presión sobre un nervio de la muñeca (causando síndrome del túnel carpiano).
•Lesión nerviosa, como ocurre en trastornos que afectan los nervios (como la diabetes mellitus o el herpes zóster).
•Un procesamiento anormal o alterado de las señales de dolor por parte del encéfalo y la médula espinal.


Este dolor se percibe como una descarga eléctrica, sensaciones de “alfileres y agujas”, entumecimiento y picazón, quemazón, hormigueo o hipersensibilidad al roce o al frío. Incluso un ligero toque puede causar dolor. A veces el dolor neuropático es intenso y constante.



Si el movimiento es doloroso, la persona afectada puede ser reacia a mover la parte del cuerpo que le duele. En estos casos, los músculos que controlan la parte dolorosa pueden atrofiarse y el movimiento puede llegar a ser más limitado.

La persona sigue sintiendo dolor mucho después de que la causa haya remitido porque las estructuras del sistema nervioso se han modificado, volviéndose más sensibles al dolor. La comprensión de la naturaleza del dolor neuropático y de lo que cabe esperar a menudo ayuda a las personas afectadas a que se sientan más dueñas de su vida y a ser más capaces de controlar su dolor.

El tratamiento puede variar en función del trastorno específico que lo provoca. Se inicia a menudo con fármacos. Los medicamentos pueden ayudar a reducir el dolor, haciéndolo menos debilitante y perjudicial, pero es difícil aliviarlo por completo con medicamentos, es por esto que otra buena opción es una cirugía.

Acude con tu especialista para un correcto diagnóstico y un tratamiento específico.